Él no está loco, simplemente perdió la cordura desde la tarde que ella no volvió. Ahora pasa horas en las esquinas sintiéndose un semáforo que da y detiene el paso a carros y transeúntes. Estar loco es otra cosa. Es levantarse cada día tras la alarma de un reloj o quien dice un teléfono celular,Sigue leyendo «Ausencia»